Por: José Luis Morales
"Mario Varga un mentiroson mentiroso, un plagiario y un evasor de impuestos", denunciaba el senador Díez Canseco en un pleno monográfico parlamentario.
Las denuncias por plagio contra el escritor hispano peruano van desde la copia del Informe Oficial elaborado por un general del Ejército peruano amigo suyo, Informe Oficial que él, Mario Vargas Llosa, suscribió sin ponerle pero alguno como presidente del Comité Investigador que tendría que aclarar el asesinato de quince periodistas en Ayacucho, descubriendo a los autores materiales de los crímenes y las circunstancias en las que se perpetraron, dejando que la acción de la Justicia de Perú depurase responsabilidades. Sin embargo, Mario Vargas Llosa manipuló aquel Informe para revertirlo en la novela Lituma en los Andes, por la que recibió el Premio Planeta, hasta las acusaciones judiciales por fusilar literalmente La guerra del fin del mundo, no sólo en su trama y su presentación, sino en su propia exposición, o el calco de La fiesta del chivo, como pueden verificar en sus búsquedas digitales en internet. Las hazañas vergonzantes del forúnculo y fantasmagórico escribidor en su frugales delirios infinitos, algunas referidas aquí, no tienen ningún desperdicio.
Cuando conocí la noticia de que una jueza de Barcelona confirmaba que el Nobel Camilo José Cela había plagiado La cruz de San Andrés, algo que casi todo el mundo sabía, novela por la que le concedieron el Premio Planeta, recordé al escribidor de la contra excelencia Mario Vargas Llosa, del que el Comité del Premio Nobel de Literatura rechazó en primera instancia su candidatura precisamente por bastantes informes que tienen en sus manos asegurando documentalmente que Mario Vargas Llosa plagió también Lituma en los Andes, novela por la que le condecoraron con el desprestigiado, aunque generoso Premio Planeta. Por eso mismo, he querido rescatar uno de los reportajes publicados en una revista semanal donde estuve trabajando veinte años, cuyo director me mandó como enviado especial a Perú en 1990, para que cubriera las elecciones presidenciales del país latinoamericano en las que Vargas Llosa había sido postulado por la ultraderecha aglutinada en torno a un nuevo conglomerado al que denominaron FREDEMO (Frente ¿Democrático?) de reciente creación en 1990, para que ocupara la Casa de Pizarro, Palacio de Gobierno de Perú y Casa de Gobierno de Lima, denominación oficial, aunque allí será para siempre Casa de Pizarro.
Retorno al motivo de mi entrega para el blog Madrid Agüimes, afirmando una y otra vez que había recordado cómo el escribidor Vargas Llosa hizo estragos a diestro y siniestro, tal cual me habían demostrado documentalmente en la ciudad de Lima, capital de Perú, sobre lo que me extenderé en mis comentarios inmediatamente. En aquel informe pericial del mencionado plagio realizado por Camilo José Cela, la magistrada catalana estimaba en su Auto Judicial que para realizar tal transformación, la novela de la querellante hubo de ser necesariamente facilitada por la empresa editorial Planeta al fallecido Cela.
Retornaré Vargas Llosa para comentar lo que transcribiré casi literalmente, publicado en el semanario madrileño que antes mencioné, sobre quien fuera candidato a Presidente de la República de Perú el año 1990 en las elecciones correspondientes. Aunque Perú es país natal, Vargas Llosa también tiene la nacionalidad española, otorgada en 1993 por Felipe González Márquez, el presidente de Gobierno entonces, quien anteriormente había propuesto que le concedieran al autor hispano peruano el Premio Cervantes, que éste obtuvo en 1986 contra los criterios del ex vicepresidente Alfonso Guerra, del ex ministro de Educación José María Maravall y de la mayoría de miembros del Ejecutivo, alegando que buena parte del caudal intelectual y político del escribidor Mario Vargas Llosa arrastra detrás de sí una larga historia de inmoralidades, plagios, fraudes, desfalcos y complicidades asesinas con el terrorífico, asesino, corrupto y policial Ejército peruano. En sus privilegios en España y laureadas literarias que ha conseguido en este país, también han tenido sobresaliente participación la fauna ibérica ultraderechista heredera del dictador. No es casualidad que el escribidor mantenga estrechos vínculos personales con destacados ideólogos, dirigentes ultraderechistas y ex gobernantes de varios países, como Aznar, ex presidente derechista del Gobierno español y máximo promotor y dirigente de su FAES; Francisco Flores, el ex-presidente de El Salvador; Václav Havel, ex presidente checo que condujo a la ruina a su país enriqueciendo a los nuevos capitalistas y, cómo no, tampoco son casualidades sus íntimas relaciones con la baja ralea de impresentables exiliados anticubanos y golpistas venezolanos que residen en Miami, Puerto Rico, México o España.
La concesión del Premio Cervantes al autor ultraderechista hispano peruano Vargas Llosa respondía también a la propuesta de la ultraderecha amalgamada hoy en torno a la FAES , lobby político que dirige José María Aznar, especie de think team sin influencia alguna, a pesar de que proclamen en su Declaración de Principios que su "misión consistirá en apoyar la libertad y la democracia en todas las naciones amigas (sic), supervisando los estándares de calidad democrática interna en las organizaciones políticas en lizas electorales o no electorales, así como supervisar los estándares de calidad en los comicios a los que seamos invitados, ya sea como observadores, ya como aliados o ya como asesores, formando además a quienes integren el think team propio y conveniente, para organizaciones amigas y aliadas e incluso para gobiernos que soliciten nuestra colaboración en defensa de la Libertad , la Democracia y el Libre Mercado". Pero la trastienda de FAES esconde su auténticas intenciones que, hasta hoy, ha consistido en potenciar que sus presiones a los bancos y organismos financieros, ejecutivos autónomos e instituciones públicas y privadas den resultados positivos a la tesorería de FAES, "llevando a buen puerto sus actividades políticas ultraderechistas, las publicaciones de sus libelos ilegibles y las admoniciones constantes, sobre todo contra el sector del ala liberal del Partido Popular, organización política de la que José María Aznar es Presidente de Honor, para que retornen a la senda marcada por FAES en sus propuestas ideológicas, en su política internacional y en las orientaciones religiosas que han caracterizado a nuestro Partido".
Pues bien, desde estos postulados abiertos, desconociendo sus protocolos secretos que nada tienen que ver con lo que dicen que realizan, aunque son "conocidos o intuidos por analistas expertos, comentaristas avezados y por periodistas postineros que todo lo saben", aquella concesión del Premio Cervantes al escribidor hispano peruano llenó páginas de diarios y revistas, con adulaciones, loas, panegíricos y apologías al que, también a instancias del PP, invistieron miembro numerario de la Real Academia Española de la Lengua. Salvo algunas críticas leves, las adulaciones y los deleites ad hoc proliferaron en todos los medios y los sectores que están dominados por la mafiosa industria editorial. Pero mucho antes de que le entregasen el último galardón, a Vargas Llosa ya habían convertido en ideólogo y propagandista de la derecha neoliberal y de los poderosos de la tierra hacía muchos años, denunció Javier Díez Canseco, senador peruano, en el pleno monográfico. Este parlamentario limeño prestigioso, líder destacado el Partido Unificado Mariateguista, afirmó asimismo que "Mario Vargas Llosa es un mentiroso, un plagiario y un evasor de impuestos, como ya ha sido demostrado en las comisiones congresuales y las instituciones públicas de nuestro país".
Estafador, farsante y neoliberal
De las ocho formaciones políticas en liza durante las elecciones presidenciales peruanas de abril del año 1990, solamente tres, entre otras la ultraderechista que encabezaba Vargas Llosa, salieron con posibilidades de heredar el Ejecutivo en manos del APRA entonces, la socialdemocracia que dirigía con mano de hierro Alan García, hoy presidente de Perú de nuevo al salir victorioso el APRA en las últimas elecciones presidenciales. El APRA y Alan García, que también gobernaba entonces, postulaba a la Presidencia de la República peruana, en 1990, al socialdemócrata Luis Alva Castro. El candidato del Frente Popular de la Izquierda Unida de Perú era Henry Pease, catedrático reconocido en todo el universo académico. Por último, Alfonso Barrantes, líder de Izquierda Socialista, era aspirante a presidente de su propia organización, escisión muy importante del APRA, partido que Alan García, actual presidente, siempre ha utilizado de plataforma para sus oscuros y siniestros negocios multimillonarios.
La explosiva situación social peruana, sin embargo, hacía previsible una crisis inmediata para cualquiera que fuese el nuevo inquilino del Palacio de Pizarro, la sede presidencial, como así ocurrió desde los primeros meses del Gobierno de Fujimori. Recordemos sus sucesivos gobiernos y el autogolpe promovido y protagonizado por Alberto Fujimori, el neofascista presidente desde que resultó vencedor en las elecciones de 1990. Desde el 28 de julio de aquel mismo curso, tras tomar posesión el recién elegido mandatario, el Gobierno tuvo que enfrentarse a la imposible tarea de resolver otra de las crisis infinitas en la historia de la República latinoamericana.
Lima entera era como es ahora y, más que nunca, un enorme mercado donde venden todas las bisuterías y baratijas imaginables e inimaginables, con sus zumos y sus fritos, plásticos, turrones, además de comidas criollas, que tienen el récord Guiness a la mayor diversidad de platos típicos de todo el planeta, junto a su variada gastronomía, amazónica, francesa, española, africana, chino-cantonesa, japonesa e italiana. En Perú existe una ciclópea variedad de mezclas la suya, gastronomías de cuatro continentes en un solo país, ofreciendo el arte culinario peruano en constante evolución. Sólo en la costa peruana hay más de dos mil sopas diferentes y, en todo el país, casi trescientos postres tradicionales. En su cocina sobresalen comidas criollas, norteñas, limeñas, marinas, andinas, las chifas y manjares amazónicos. Los platos más representativos peruanos son el cebiche o ceviche en las costas, la pachamanca en la sierra, y el juane en la selva. El pisco sour es la bebida bandera preparada con su original aguardiente, mientras la chicha de jora es un licor ceremonial extraído del maíz. La chicha de jora es tradicional de la sierra y, además, la bebida típica de las fiestas de San Juan que celebran en la selva. En la selva también hacen masato, licor indígena hecho con yuca fermentada que elaboran masticando y salivando, aunque hoy utilizan otras enzimas. Además, en las zonas selváticas preparan varios refrescos a base de frutas amazónicas, como la aguajina hecho con aguaje, moriche, burití (mauritia flexuosa) y camu-camu (myrciaria dubia), frutas amazónicas que tiene el récord de vitamina C. Inca Kola es el refresco más vendido en Perú y supera a las globalizadas Coca Cola y Pepsi Cola a pesar de las febriles promociones publicitarias que realizan con sus inversiones millonarias para acaparar todos los mercados mundiales al coste que sea.
Pero muchos peruanos ya están prefiriendo sobrevivir de pequeños atracos y de robos. El bandidaje y el narcotráfico representan las únicas salidas que les permite el sistema dominante en Perú. Muchos de aquéllos pagarán con la sangre de su vida asesinada la necesidad de tener que actuar al margen de las organizaciones delictivas, dirigidas por policías, militares y líderes políticos, quienes se distribuyen Lima como reparte la Cosa Nostra (mafia siciliana) Palermo, Siracusa, Taormina, Agrigento, Porto Empedocle, Trapani, Catania, Campo Felice di Roccella, Messina o Capo d'Orlando. Porque de noche, todas las calles limeñas son transformadas en los crueles y vergonzantes escaparates donde exponen a sus esclavizadas prostitutas femeninas las mafias limeñas, con profesionales masculinos y desechables y maltratados transexuales y bisexuales.
Maquillador del crimen
Para entender esta terrorífica situación, hay que saber que Perú tiene la segunda inflación más acelerada de Latinoamérica, después de Argentina, aunque sus perspectivas actuales, según la OCDE , son más oscuras que las de argentinos y guatemaltecos. La Deuda Externa peruana superaba lo tres billones de pesetas en 1990 (dieciocho mil millones de euros actuales), siendo Alan García presidente de la República. Hoy , su Deuda Externa ya multiplica por casi cinco veces aquella cantidad, situada en más de ochenta mil millones de euros, también estando el socialdemócrata Alan García en la Presidencia de la República peruana.
En Perú, el cincuenta por ciento de su población es analfabeta. Los índices de mortalidad infantil y la media de vida son brutales, sólo comparables con los de Haití y Santo Domingo, sumado al capítulo interminable de las desapariciones, las torturas y los asesinatos en cuarteles, en comisarías o en los vivac paramilitares de la sierra, dirigidos siempre por oficiales y jefes del Ejército. Aproximarnos al perfil de Perú supone incluir el tráfico de órganos (segundo del ranking mundial en los informes de UNICEF), venta de menores y matanzas de niños, ancianos e indígenas en las organizadas cacerías turísticas. Fue Mario Vargas Llosa, designado por el Estado Mayor del Ejército presidente ad hoc de la Comisión de Investigación para aclarar los crímenes de quince periodistas en una escandalosa masacre perpetrada por comandos especiales de la Marina de Guerra de Perú, quien primero "exculpó al Ejército, sin haber estado en el lugar donde dijo haber estado", tal cual denunció con gran vehemencia en la Cámara Senatorial el parlamentario Javier Díez Canseco. "Más tarde, descubrimos que Mario Vargas Llosa había mentido, que lo único que hizo fue suscribir el informe de los militares, que fueron los auténticos autores de aquellos crímenes", denunció el senador Javier Díaz Canseco en un monográfico pleno sobre aquellos quince asesinatos. También Henry Pease, y Alfonso Barrantes, el candidato de la Izquierda Socialista , parlamentarios ambos, denunciaron sin contemplaciones al escribidor Mario Vargas Llosa por su manipulado Informe, "con las mismas palabras, encabezamientos, acentos y puntos que el documento presentado aquí por oficiales del Estado Mayor del Ejército Nacional de la República de Perú, y ya grabado en el Cotejo del Senado (taquígrafos del Diario de Sesiones en sus homólogas Cámaras españolas) y que debería avergonzar a todo nuestro país entero", retumbó la voz ronca de Alfonso Barrantes en aquella monográfica sesión senatorial.
En una situación muy compleja, parecida a la actual, celebraron elecciones presidenciales en 1990, en la que Mario Vargas Llosa era candidato a la Presidencia de Perú por FREDEMO (Frente Democrático) organizado de la noche a la mañana por desarboladas formaciones ultraconservadoras sólo para iniciar aquella campaña electoral desatada, en un clima de violencia y desesperación como antes nunca tuvo lugar en Perú, ni tan siquiera en otros momentos históricos muy convulsos del país suramericano. Con demagogia inédita en Perú, Mario Vargas Llosa, sus cofrades y sayones prometían que, en menos de dos años, convertirían el país en el paraíso que "fue antes de la gloriosa época precolonial cercenada por la invasión castellana". Prometen también que "solucionarán inmediatamente todos los problemas si el doctor Mario Vargas Llosa es elegido presidente de Perú".
Plagios literarios
Pero los peruanos le dieron la espalda al neoliberal ultraderechista, "fullero, falseador, mentiroso, tramposo y defraudador" como titulan en portada El Nacional y La República , los rotativos de mayor tirada en Lima, afirmando "que lo único que hizo es enriquecerse a cambio de servir a los mejores postores del poder mundial". Pero si terciamos por otras rutas de sus cepos, Mario Vargas Llosa cultiva el plagios literario como hizo con la novela La guerra del fin del mundo, plagio que él mismo reconocería después, cuando ya las pruebas documentales y periciales eran tan aplastantes que no habría lugar a las dudas. Incluso así, las graciosas majestades de ¿periodistas?, amigos suyos, ignoraron o desnaturalizaron las actividades extraliterarias del resultón escribidor de Arequipa, ciudad peruana que tiene un millón de habitantes aproximadamente. Por desgracia para el tunante Mario Vargas Llosa, en Arequipa fue donde primero hacen que pusiese pies en polvorosa al hacer público algunos de sus plagios los mencionados diarios limeños.
La caótica situación de Perú la completan, ayer y hoy, las sangrientas actuaciones de Sendero Luminoso, hermética guerrilla cuyos comandos están extendidos desde Ayacucho hasta la ribera del lago Titicaca, en el sur del país, llegando al centro de Lima y al cercano puerto de El Callao. Las tribulaciones y preocupaciones de los peruanos han aumentado seriamente con el traslado de centros de poder de los narcotraficantes colombianos a la selva de Iquitos, en el norte, tras las ofensivas de los Gobiernos ecuatoriano y boliviano contra los capos de los carteles peruanos y colombianos.
A los pocos días de anunciar oficialmente la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas de 1990, el día 12 de diciembre del curso anterior, dan a conocer públicamente las sentencias absolutorias de setenta y seis oficiales de la Policía Estatal a los que la Fiscalía acusó de "ejecutar los asesinatos de ciento veinticuatro presos", perpetrados el 19 de junio del año 1986 en la prisión de Lurigancho. Sólo condenaron a dos funcionarios a los que les atribuyeron responsabilidad indirecta en aquellos criminales acontecimientos. Cinco días después, a petición del mismo tribunal que los había condenado, son indultados. En el Acta de Juicio, el tribunal afirmaba como un probado (sic) que "sesenta y tres de los presos amotinados para protestar por los malos tratos recibidos, las torturas constantes y las escasez de alimentos, fallecen por impactos de balas, recibidos en diferentes zonas de sus cuerpos, mientras que más sesenta mueren por choques traumáticos con estallidos de cráneo cada uno de ellos, a causa de los tiros que reciben en sus mismas cabezas". A pesar de tamaño escándalo, que tendría enorme repercusión internacional, con protestas sucesivas e inmediatas de todas las organizaciones defensoras de los derechos humanos, Mario Vargas Llosa no solamente no expresó sus quejas o disconformidad, sino que ni siquiera dijo esta boca es mía en momento alguno "sobre aquellas salvajadas, ni se refirió ni mencionó nunca en sus intervenciones propagandísticas durante la campaña electoral para optar la Presidencia de la República de Perú estas sanguinarias masacres, que no solamente conmoverían a toda la sociedad peruana, sino a toda la sensible opinión pública internacional", afirmaba en su editorial La República , el rotativo limeño.
Patrimonio millonario
Los presos habían aprovechado que la Internacional Socialista estaba reunida en Lima para amotinarse y protestar contra sus condiciones de vida en las cárceles de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara. Entre los que asistían a este encuentro de la Internacional Socialista , representando al PSOE, estaban el ideólogo Ludolfo Paramio (con quien yo había tenido mucho trato durante la clandestinidad, en la que él nunca estuvo); también estaba el eurodiputado Enrique Barón, a quien el parlamento europeo acusó de corrupción; y Elena Flores, responsable de las relaciones internacionales en el PSOE entonces, que como casi todas las delegaciones, guardaron un silencio estratégico sobre aquellos terribles asesinatos. Si embargo, aquella misma jornada, como todos, los tres asistieron al ágape-refrigerio político-cultural al que les había invitado la esposa de Mario Vargas Llosa que tuvo lugar en la mansión limeña del escritor hispano peruano, dueño de un multimillonario patrimonio repartido entre España, Estados Unidos, Puerto Rico e Inglaterra, además de Perú. Durante el banchetto político-cultural, nadie haría la menor mención a los presos políticos peruanos asesinados, que se habían amotinado en tres penales para denunciar sus detenciones irregulares, para exigir mejoras en sus respectivas estancias carcelarias y reclamar, además, las mínimas garantías jurídicas.
Cómplice de la barbarie
El entonces presidente peruano Alan García, el mismo que ahora continúa siendo presidente tras dieciséis años de retiro involuntario, quien también dirigía entonces la Internacional Socialista , había cedido a las presiones del Ejército y de la Cámara de Comercio de Perú, y encargó la solución de los desórdenes a los militares, la Marina y la Policía Nacional. El balance de la madrugada del 20 de junio del año 1986 fue siniestro. Sin más palabras. No hubo ningún superviviente de ciento veinticuatro que estaban detenidos en Luringancho, el penal capitalino que, para el limeño, sólo mencionarlo, le pone los pelos de punta. Cien muertos en el de El Frontón, la isla prisión situada entre Lima y el Puerto de El Callao, cárcel a la que el Estado Mayor del Ejército impediría el acceso a todo personal ajeno a nuestra institución, como ordenaban en el comunicado que emite el día siguiente, tras aquellas sanguinarias matanzas a Sangre Fría, llevadas a cabo por los comandos de la Marina de Guerra peruana. Aquel mismo día, al mismo tiempo, una cifra indeterminada de reclusas desaparece de Santa Bárbara, otra de las cárceles que está en Lima, como las mencionadas, sólo para presos políticos. Estaba claro que el "Plan Criminal fungido por las tres Armas del Ejército de Perú, bajo mando de la bóveda potente del Almirantazgo de la Marina de Guerra peruana, había milimetrado las operaciones necesarias para obtener lo que se habían propuesto y ultimar los amotinamientos de apresados acabando definitivamente con todos ellos sin dejar que nadie se mantuviera con vida al coste que fuera", informaba en portada y páginas interiores El Nacional, diario limeño, en sucesivas ediciones especiales
Aquellos asesinatos masivos, premeditados y alevosos, fueron denunciadas durante toda la campaña electoral, pero Mario Vargas Llosa, cual denunció en público el senador Javier Díez Canseco, solamente manifestó que él "no sabía nada, porque aquello fue de noche y yo vivo en la zona residencial, donde no se oyeron los cañonazos cuando le preguntaron unos periodistas venezolanos". El propio Javier Díez Canseco, del Partido Mariateguista, denunció una y otra vez a los que, en "nombre de la estabilidad y el orden, como el candidato Mario Vargas Llosa, se convierten en cómplices de tanta barbarie. Pero cuando pasean por todo el mundo, no paran de dar lecciones sobre democracia, justicia y pluralidad. Sin decir que engordan sus cuentas corrientes a costa de tanta miseria y tantos sufrimientos de los demás".
Alan García había accedido a la Presidencia del Gobierno de Perú el 28 de julio de 1985, prometiendo reducir los enormes abusos provocados por el Ejército, sobre todo por la Marina de Guerra y la cruel militarizada Policía Nacional. El único gesto populista de Alan García fue cesar a una parte de la cúpula militar, atendiendo a la sugerencia de sus asesores de imagen. Los pretextos que esgrimiría "fueron los asesinatos de campesinos a millares en las provincias de Ayacucho, de Apurimac y de Huancavélica de forma muy especial". Pero durante su mandato, con el general Rubén Romero Sánchez al frente de la Policía Nacional , los crímenes de indígenas y periodistas se multiplicaron incesantemente. En aquel clima político volcánico, del que el sistema no podía salir, la derecha peruana propone como única alternativa presentable la "reagrupación de todas sus fuerzas en torno al doctor Mario Vargas Llosa, que pondrá en marcha un plan provocador, económicamente sobre un mercado mixto y políticamente neoliberal como única solución".
El escritor españolizado señalaba, en tono admonitorio, que "de acceder al Gobierno, pondré en marcha un durísimo plan de reajuste económico, cuyo objetivo inmediato es reducir la inflación a tan sólo un diez por ciento". La candidatura de Mario Vargas Llosa en el Frente Democrático (FREDEMO) la presentaron como moralizadora de la vida pública, aunque represente un alto costo social, manifestó sin ningún pudor el propio candidato.
"Trayectoria inmaculada"
Mario Vargas Llosa se presentó en la campaña "como el más honrado de los candidatos peruanos, sin tacha ni mancha alguna, el único que no busca enriquecerse con el poder", avaládose a sí mismo por tener "una trayectoria inmaculada", como proclamaba en sus mítines. Las réplicas al embaucador Mario Vargas Llosa no se hicieron esperar. En varios documentos oficiales presentados por Javier Díez Canseco, senador republicano en la Cámara , se podía leer que el candidato presidencial de la derecha, Mario Vargas Llosa, no pagó ni un solo inti (unidad monetaria peruana) en concepto de impuestos entre el año 1985 y el de 1989. Es decir, Mario Vargas Llosa era acusado pública y abiertamente en el Parlamento de Perú, y en los juzgados correspondientes, por estafa y evasión de capitales. Con fotocopias de las declaraciones fiscales juradas que había presentado el hispano peruano, el parlamentario Javier Díez Canseco denunció que, durante "aquellos años, Mario Vargas Llosa no consignó los ingresos que percibió en el exterior, ni sus millonarias cuentas bancarias que deben derivar en el pago de tributos. Con estos comportamientos, el señor Mario Vargas Llosa está demostrando que no ha contribuido ni con un solo inti al mantenimiento de los servicios públicos que otorga el Estado de la República de Perú a las clases pobres y a los más necesitados de nuestro país".
El senador Javier Díez Canseco sostenía que, en sus declaraciones fiscales, "Mario Vargas Llosa no consigna nunca los millones ingresados que él ha obtenido en el exterior, concretamente los que cobra por las conferencias que da y los cursos que dicta, así como por las entrevistas que concede. Tampoco ha declarado nada sobre sus negocios editoriales, ni sobre sus casas y cuentas corrientes en países del extranjero, entre ellos España".
El amigo americano
Díez Canseco presentó en público un extensa listado de viajes realizados por Mario Vargas Llosa, y por sus familiares, al extranjero, en los periodos comprendidos entre los años 1985 y 1989. "En cuatro años, casi setenta salidas al extranjero. Entre estos numerosos viajes, destacan los efectuados semanalmente a Estados Unidos, país en el que realmente tiene ahora otra de sus residencias habituales". Javier Díaz Canseco también denunció en el pleno senatorial que "España es su segundo destino preferencial, donde tiene buenos negocios y, sobre todo donde lo han convertido en importante portavoz y consejero áulico de la ultraderecha que ahora está integrada que se enriqueció antes, con la dictadura franquista, y también ahora, durante la democracia y, asimismo, también con Felipe González en el Gobierno del PSOE, puesto que todos, aquéllos y éstos, ven en él, Mario Vargas Llosa, a su distinguido defensor". En la infinita nómina de viajes lúdicos, literarios, propagandísticos y políticos están los realizados a Francia, Chile, Holanda, Estados Unidos, Alemania y Puerto Rico, además de Venezuela, Argentina, Costa Rica, México y Ecuador.
Mario Vargas Llosa replicó a Javier Díez Canseco, aunque de una manera indirecta. Pedro Cateriano, Secretario General del Movimiento Libertad, el partido político creado por el escribidor, e integrado en FREDEMO, quien tuvo que contestar que "nuestro candidato no presentará declaración jurada (de sus bienes) a no ser que gane las elecciones", a lo que Díez Canseco le replicó, a su peculiar manera, calificando al candidato hispano peruano de "campeón mundial de las evasiones tributarias".
El mismo planteamiento acusatorio fue realizado por el senador Enrique Bernales, observador permanente de Perú en la Organización de Naciones Unidas en Ginebra (ONU), criticando la reacción de Mario Vargas Llosa a las acusaciones del senador Javier Díez Canseco, diciéndole que "dentro de los olvidos del candidato presidencial de la ultraderecha, figura su mansión de Londres en Montpellier Walk, cerca de Knigths Bridge, que actualmente tiene un valor aproximado de tres millones y medio de dólares (quinientos millones de pesetas de hace casi veinte años), así como de sus propiedades inmobiliarias en Barcelona que, como muchos otros pisos en el exterior de Perú, tampoco declaró nunca a la Hacienda Pública de la República , como tampoco declaró los beneficios que le proporciona la agencia literaria que gestiona Carmen Balcells, de la que Vargas Llosa es principal accionista".
Príncipe de la Hacienda Pública
En la declaración de Hacienda correspondiente al año 1988, realizada por Mario Vargas Llosa sobre su patrimonio personal, valoró su "mansión de caudillo bananero", como lo calificaba el senador Javier Díez Canseco, en el número 194 de la calle Paul Harris, en Lima, capital de Perú, en menos de tres millones de intis, permitiendo que el rotativo moderado El Nacional titulara en primera página, a cinco columnas, que ¡La casa de Vargas Llosa cuesta sólo doscientos cincuenta dólares! Es decir, veintisiete mil pesetas del año 1988. El mismo diario describiría todos los pormenores de aquella mansión que Mario Vargas Llosa posee en Lima, dentro del residencial barrio de El Barranco, retratada con todo lujo de detalles. "Dos grandes piscinas, una sauna marmórea, siete patios delanteros y cuatro traseros, enormes paseos, cristalinos arroyos y caminos lujuriosos, fuentes fluctuantes, terrazas regias, valiosas piezas de mármol rosa por doquier y plazoletas en cada uno de sus espacios". Varios líderes políticos proponen "comprársela por diez veces el precio declarado en los impresos oficiales del Impuesto sobre la Renta ", titulaba La República. Otro de los titulares de El Nacional lo resumía de forma bastante más elocuente e hiriente, cuando titulaba en portada y a cinco columnas, que la ¡Residencia de Vargas Llosa cuesta como una licuadora! "Lo indecible es que quien habla y dice que va a aplicar una política de choque y austeridad sobre todo", denunciaría en el senado el diputado Gustavo Espinoza, "acabe siendo un auténtico evasor de impuestos a gran escala, digamos que casi a escala planetaria".
Gustavo Espinoza afirmó entonces que "la situación tributaria del doctor Vargas Llosa revela la inmoralidad y la corrupción a la que ha llegado la clase dominante, los núcleos tradicionales que han vivido siempre a las expensas del poder y contra los peruanos que nada tienen para alimentar a los hijos y familias, ni para llevarse a la boca, tratando de legitimar todas sus infamias e injusticias, siempre en función de sus intereses, a cambio de sus inescrupulosos enriquecimientos. Sólo ahora que interviene en política, quiere que creamos que tiene intereses solidarios, pero los tiene para seguir defendiendo al capital financiero, a los monopolios y poderes económicos. Él ha vivido un mundo irreal, en el que se ha enriquecido a costa de lo que sufre la mayoría peruana y a costa de toda la gente de Perú barriendo con la ética que nunca ha tenido y presumiendo de que será salvador de la patria. Por eso nunca ha pensado en pagar impuestos. Sólo piensa en La tía Julia y El Escribidor o en La Casa Verde , pero nunca jamás en la auténtica y la cruda realidad nacional peruana".
Empresarios al quite
Muy pronto pondrían en marcha la sabiduría popular, para motejar a los postulantes de FREDEMO, y sobre todo a Mario Vargas Llosa, como unos seguidores de Pepe el Vivo. En una tira cómica propagandística describen a Mario Vargas Llosa, laureado Premio Cervantes, como un astuto evasor de impuestos y amigo de los gringos, concluyendo que pepes vivos gobernaron ya con Fernando Belaúnde Terry, entre 1980 y 1985, y APRA, entre 1985 y 1990. Todos ellos son responsables de las crisis profundísimas que todavía continúa teniendo Perú". Los chistes y las chanzas contra y sobre el doctor Mario Vargas Llosa abundan por doquier en el país andino. Lo que pareció haber aconsejado al autor a limitar sus comparecencias en Lima sobre todo, y en todo Perú. Ahora sólo realiza declaraciones previo pago, pero jamás se somete desde entonces a rueda de prensa alguna. Sólo está siempre presto a conceder entrevistas pero con cuestionarios previos y convenidos, a cambio de tarifas establecidas y acordadas con sus asesores de imagen. Tratando de recomponer su deteriorada imagen, Vargas Llosa organizó, en marzo del año 1990, el Encuentro Mundial de la Revolución de la Libertad , en Lima. Invitó a mil quinientos empresarios y a lo más granado de la intelligentzia ultraderechista internacional. El personaje más destacado era Jean François Revel, ideólogo de la ultraderecha francesa y reivindicador de los "aspectos positivos de la colaboración entre el Gobierno de Vichy y el Tercer Reich", como él mismo escribía para Cómo terminan las democracias, ensayo para vomitar a cualquier hora, también publicado por Editorial Planeta en 1985. Excusaron su asistencia al Encuentro Mundial Octavio Paz y Lech Walesa, presidente de Polonia entre 1990 y 1995. Sí asistieron al político ágape del doctor Vargas Llosa, destacados representantes de la contrarrevolución anticubana, como Carlos Franqui y el agente de la CIA Carlos Alberto Montaner, valido de Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. Carlos Alberto Montaner también fue procesado por plagiar Brígida pudo soñar, novela escrita por José Lorenzo Fuentes, otro anticubano también exiliado ahora en Miami.
La matanza de Uchuraccay y la inmoralidad de Vargas Llosa
El mismo día del mes de julio en que Mario Vargas Llosa iniciaba la gira como precandidato presidencial, la Corte Suprema de Justicia ordenaba en Lima procesar al ex general Clemente Noel por sus responsabilidades en el asesinato de quince periodistas, en el que tenía una siniestra participación el autor hispano peruano. En rueda de prensa del año anterior, Mario Vargas Llosa manifestó que él había "redactado y firmado aquel Informe después de realizar personalmente una exhaustiva y minuciosa investigación sobre los hechos criminales". Cuando poco después, la Fiscalía de la República de Perú descubre que el Informe documental que exculpaba de los crímenes a oficiales militares "fue manipulado por el general Clemente Noel y que se lo entregó al doctor Vargas Llosa para que éste se limitara a firmarlo como propio", el autor hispano peruano desapareció del mapa. En Auto Judicial del 14 de julio, el máximo Tribunal peruano imputaba a Clemente Noel de varios delitos por "abuso de autoridad en relación con la matanza de ocho periodistas limeños de diversos órganos informativos, asesinados el día 26 de enero del año 1983 en Uchuraccay, un poblado de la andina provincia de Ayacucho. Las autoridades militares, encabezadas por el general Clemente Noel, afirmaron entonces que los periodistas "habían sido ultimados por campesinos, quienes los confundieron con los miembros de Sendero Luminoso". Aunque esta versión fue puesta en duda enseguida por los familiares y por el Colegio de Periodistas de Lima, Mario Vargas Llosa la "aceptó íntegramente en el Informe que él dijo haber elaborado siendo el presidente del Comité Investigador designado por el presidente Fernando Belaunde Terry", informó el diario La República. Pero , sin embargo, las sucesivas investigaciones judiciales descalificaron enteramente "aquella explicación, por tratarse de una versión más de la propia cúpula militar, la única instancia a la que ha acudido para realizar su falsa investigación el doctor Vargas Llosa", señalaba el mismo diario. El denominado Informe Vargas protegió, "frente a la opinión pública internacional y las autoridades judiciales peruanas, a los autores de aquella matanza, militares todos ellos, auténticos asesinos ejecutores de los crímenes que todavía continúan en la impunidad más absoluta. El doctor Mario Vargas Llosa conocería, desde el principio, quienes habían sido los autores y culpables, ocultándolo alevosa y criminalmente y achacándoles la culpa a los campesinos de Uchuraccay, algunos de los cuales fueron posteriormente asesinados, después de que declararan ante los instructores de la Corte Marcial ". Cuando el día 14 de julio de 1990, el autor de La ciudad y los perros llegó a Huaraz, ciudad en la que inauguraría su periplo electoral, se negó en redondo a responder a todas las preguntas sobre la sentencia de la Corte Suprema que condenaba a Clemente Noel, general del Ejército y amigo suyo, por aquellos crímenes de los ocho periodistas. Vargas Llosa supo desde el mismo instante que se hizo cargo de la investigación que los autores de los asesinatos habían sido militares, sabiendo sus nombres, apellidos, cargos y sus correspondientes destinos. Aunque en su fugaz carrera política, Mario Vargas Llosa siempre se ha caracterizado por sus posiciones ultraderechistas, racistas y rígidas en sus criterios, al mismo tiempo que ha demostrado su ignorancia sobre todas las teorías políticas y sociales, clásicas y contemporáneas, se convertiría en uno de los fichados portavoces del pensamiento débil que estaban buscando los dirigentes ultraconservadores, y los neoliberales, tipo Alan García, José María Aznar, Felipe Calderón, Mariano Rajoy y, también entonces, Felipe González, del que fue valido y asesor. El doctor Mario Vargas Llosa calcó literalmente el Informe, y todas y cada una de las pruebas argumentales investigadas y acreditadas elaboradas desde su oropelado despacho por el general Clemente Noel, alto mando del Ejército de la República de Perú, al que le unía una gran amistad, y por oficiales a su mando. Con estos datos únicamente, sin repugnarle nada, y con su inmoralidad manifiesta, Vargas Llosa redactó el documento que, según él mismo confesó en el año 1992, vendería a The New York Times y a una cadena europea de diarios. Cuando le reprocharon que estaba haciendo negocio con aquellos viles asesinatos, adujo simplonamente que "a mí todavía no me han pagado por mis labores investigadoras", como me dijo el parlamentario Javier Díez Canseco en su despacho del Senado peruano. Al día siguiente, el escribidor fue acusado de mentir por el propio Gobierno peruano cuyo portavoz declaró oficialmente que "el doctor Vargas Llosa cobró los cien mil dólares convenidos por el Informe", aunque añadía pretextos como que "los habrá invertido en gastos de representación, hoteles y viajes". Todavía así, el Informe Vargas incluye la doble inmoralidad de sus falsedades e invenciones, como si los relatos de los ocho crímenes fueran extraídos de algunos de sus libros. El trasfondo de Lituma en los Andes, novela por la que le concedieron el amañado Premio Planeta, es pretender justificar sus salvajes intervenciones y su implicación moral (¿) y política en la ocultación del crimen de aquellos ocho periodistas limeños en Ayacucho. Sobre la ficción plagiada del Informe Oficial, tras dar "toques personales a su redacción definitiva", el relato de Lituma en los Andes adquiere ribetes despreciablemente trágicos, como cuando quiere atribuir los crímenes a "unas supuestas muertes rituales". Ni por ésas. Los cadáveres de los ocho periodistas limeños fueron ferozmente mutilados y troceados con hachas y machetes, incluso estando algunos todavía vivos. "Los entierran de dos en dos, en cuatro tumbas abiertas, en el mismo lugar en el que fueron alevosamente asesinados, tal como acreditan y suscriben categóricamente seis forenses de la Corte Marcial de la República de Perú".
Incluso así, Mario Vargas Llosa afirmó, con repugnante soberbia, "que se trataba de un entierro mágico al estilo quechua". Semanas después, Mario Vargas Llosa sería descalificado y puesto en ridículo por un colectivo de antropólogos, forenses, científicos, anatomistas, toxicólogos, especialistas médicos y analistas clínicos internacionales enviados especialmente por Naciones Unidas" (ONU), como publicaron al alimón los diarios de todo el país andino con espectacular despliegue informativo. Eran tales las falacias y las manipulaciones del Informe "elaborado por el general y firmado por el el escribidor" que, en noviembre del año 1984, un magistrado de Ayacucho ordenaría el ingreso en prisión de Mario Vargas Llosa. Aquel mandato judicial no fue cumplido por las presiones directas del propio Fernando Belaunde Terry, entonces presidente de la República de Perú. "Incluso así, existen razones más que suficientes como para poder asegurar que el fantasma de Uchuraccay pende como losa en el expediente de inmoralidades y de corrupciones del flamante, soberbio y farsante Mario Vargas Llosa", leían en el editorial del rotativo diario El Nacional sobre el Premio Cervantes de las Letras, de millonaria dotación, que le entregaría el Rey de España en un acto rebosante de boato. Acabo esta entrega sobre el plagiador hispano peruano remitiendo a mis amigos al buscador Google España, en el que podrán leer muchas de las perlas vargasllosianas, como unas declaraciones suyas en las que dijo que "El plagio es perfectamente lícito en lo que a inventiva se refiere", así como otras de muchísimo mayor calado y enjundia de quien, en sus homilías dominicales y sus sanguinarias burlas permanentes es capaz de amonestar, censurar o vilipendiar a quienes desentonen o rechacen las siniestras chanzas detestables de sus orquestas y de sus partituras en los constantes dislates de su permanente desfachatez .