Escribe: Gabriel Rumiche
I
Hoy es 21 de diciembre; una fecha muy especial para todos los revolucionarios y pueblos del mundo. Se cumplen nada menos que 130 años del nacimiento de Joseph Stalin; el gran revolucionario y dirigente del primer país socialista en el mundo: La Unión Soviética.
Stalin fundamentó el leninismo como una nueva etapa de desarrollo en la doctrina marxista; apoyó las luchas revolucionarias de los pueblos (España y China son un ejemplo claro); fortaleció la unidad del movimiento comunista internacional; luchó contra toda corriente ajena y detractora del marxismo-leninismo, tanto al interior como al exterior del movimiento obrero, libró la gran guerra patria antifascista en la segunda guerra imperialista mundial, con cuyo triunfo, no sólo se colocó a la vanguardia de los países amantes de la paz mundial; sino que encumbró el prestigio del socialismo a un nivel sin precedentes muy por encima del capitalismo; y en suma asumió la gran tarea de construir el socialismo en un solo país –ateníendose a esta correcta línea y enseñanza leninista– sirviendo a la expansión de la civilización socialista mundial de acuerdo a las circunstancias históricas de la época del imperialismo y la revolución proletaria.
A Stalin pues, le correspondió continuar la gran labor de Lenin, como jefe de los obreros y campesinos explotados bajo la autocracia zarista, artífices de la Gran Revolución de Octubre y de la instauración de un nuevo Estado de Dictadura Proletaria con cuyo poder facilitó el alumbramiento de la nueva sociedad. Así Stalin contribuyó también al aplastamiento del sabotaje y la contrarrevolución de los reaccionarios y elementos antisocialistas en su pretensión de ahogar la recién nacida revolución socialista.
Tamaña labor sólo fue posible por una firme y enorme convicción de servir al pueblo, de servir a la humanidad. Ya Mao comentaba en el mismo curso de la guerra de liberación del pueblo chino al valorar la solidaridad internacionalista de la Unión Soviética: “Felicitar a Stalin no es una formalidad. Felicitar a Stalin es apoyar su causa, la victoria del Socialismo y el rumbo que él señala a la humanidad, significa apoyar a un amigo querido. Pues hoy la gran mayoría de la humanidad está sufriendo y sólo puede liberarse de sus sufrimientos siguiéndole rumbo señalado por Stalin y contando con su ayuda” 1.
Hoy en día –en este aspecto– la situación no es muy distinta que la de aquellos años, puesto que el sistema capitalista no ha podido demostrarle al mundo ser una viabilidad efectiva para la liberación de las fuerzas productivas y el goce pleno de las capacidades espirituales y materiales del hombre. Muy todo lo contrario; con la contradicción irreconciliable entre el capital y el trabajo en su seno y con su fase más avanzada y final del imperialismo, le demuestra al mundo que éste sólo puede regenerarse a través de crisis cíclicas y de una mayor explotación sobre las clases trabajadoras. La actuación de los revolucionarios –socialistas proletarios– en el siglo XXI en ese sentido reviste un papel decisivo.
¿Cómo entonces, los socialistas proletarios podrán emprender la lucha contra el capitalismo imperialista mundial en las actuales condiciones? ¿Cómo podrán asimilar, defender y desarrollar la doctrina revolucionaria del socialismo científico en el presente siglo XXI? ¿De qué forma asimilarán mejor las lecciones y los errores del propio socialismo en el siglo XX en función de la emancipación de los pueblos oprimidos en el presente? ¿Cómo podrán luchar mejor contra la propia influencia burguesa en el seno del movimiento proletario que se manifiesta como oportunismo? ¿Cómo podrán orientar las luchas del proletariado en función de la conquista del poder? He aquí en dónde la experiencia de la construcción del socialismo en el siglo XX -y del papel histórico jugado por Stalin- servirá como invalorables fuentes de enseñanzas para el cabal cumplimiento de las tareas de los revolucionarios del mundo.
II
L
as anteriores son suficientes razones para que el papel histórico del camarada Stalin como jefe del país del socialismo, de la dictadura del proletariado y la construcción del nuevo orden social en un solo país haya dividido y siga dividiendo la opinión entre las distintas clases sociales y sus respectivos representantes políticos e ideológicos; siendo en este sentido, por un lado, profundamente querido por los obreros, los comunistas y los revolucionarios honrados del mundo, y por otro lado, odiado a muerte por todos los reaccionarios, la burguesía imperialista y el oportunismo de todo matiz
La burguesía imperialista nunca ha escatimado esfuerzos para inundar el planeta con propagada negra contra la figura de Stalin, presentándolo así como “un vil asesino”, un “tirano” y otras supercherías más. En el fondo sueñan con pretender tapar el sol con un dedo; esto es, tergiversar la gloriosa historia de la revolución de Octubre y de la construcción del socialismo; del papel jugado por Stalin y el mismo Lenin. De allí que el oportunismo internacional siempre se haya sumado al sucio ataque burgués contra Stalin. Desde el trotskismo hasta el revisionismo contemporáneo de los dirigentes soviéticos representados en la camarilla de Jruschov, el oportunismo ha adoptado diversos matices para arremeter contra la construcción del socialismo y su dirigente; el camarada Stalin, pretextando con esto una supuesta lucha contra el “culto a la personalidad”.
Sin embargo es evidente que Stalin se encuentra cada vez más en el corazón de los pueblos del mundo, y éstos rechazan todas las calumnias que contra él han hecho los imperialistas y oportunistas de diversa calaña. Los marxistas-leninistas-maoístas buscan la verdad en los hechos y en ese sentido conciben a la doctrina socialista como una doctrina crítica y revolucionaria a la vez. Es por esto que se esfuerzan por aplicar una correcta valoración respecto al papel jugado por Stalin en la historia de la revolución proletaria; colocando en primer lugar la defensa y el reconocimiento de los aportes de Stalin al tesoro general del marxismo y como maestro del proletariado internacional; y en segundo lugar; resaltando y aprendiendo, ciertamente, de los errores que cometió, en función de la capacitación ideológica y política de la clase obrera mundial.
Bien señalaron entonces los comunistas chinos cuando afirmaron que: “…Al defender a Stalin, el PCCh defiende su aspecto correcto, defiende la gloriosa historia de lucha del primer Estado de dictadura del proletariado del mundo nacido de la Revolución de Octubre, defiende la gloriosa historia de lucha del Partido comunista de la Unión Soviética, y defiende el prestigio del movimiento comunista internacional entre todos los trabajadores del mundo. En una palabra defiende la teoría y la practica del marxismo-leninismo. No sólo proceden así los comunistas chinos, sino también han procedido o proceden de la misma manera todos los comunistas fieles al marxismo-leninismo todos los revolucionarios firmes y todos los hombres honrados…Al defender a Stalin, no defendemos sus errores” 2.
Y en esto reside la crítica marxista. Al mismo tiempo que los aportes de Stalin, los errores que cometió tuvieron cierta influencia en el propio seno de la clase obrera y demás clases sociales. Stalin cometió algunos errores de apreciación durante la construcción e industrialización socialista; poniendo en primer lugar los cuadros y la tecnología por encima de “la política al mando” y del papel motriz de las masas. Asimismo, en la lucha tanto dentro como fuera del Partido, en algunos casos, Stalin no distinguió los dos tipos diferentes de contradicciones – la contradicción entre nosotros y el enemigo y las contradicciones en el seno del pueblo– y consecuentemente los distintos métodos para resolverlas. Así, en la tarea de combatir a los contrarrevolucionarios, es cierto que se castigó con justicia a un gran número de éstos, pero al mismo tiempo se cometió el error de ampliar la represión hacia elementos que no lo merecían. Y a su vez, también en materia de organización, Stalin no aplicó consecuentemente el principio del centralismo democrático y por ende ocasionó ciertos problemas en la tarea de la centralización de las ideas correctas y de una certera construcción partidaria en los aspectos ideológicos, políticos y orgánicos.
Pero no obstante, y en suma, tal como señalaron los comunistas chinos en su defensa de Stalin y polemizando contra los revisionistas contemporáneos, la obra de éste comprende tal magnitud:“…Lenin señaló más de una vez que los marxistas diferían totalmente de los revisionistas de la II Internacional en la actitud que tomaban hacia personas como Bebel y Rosa Luxemburgo, quienes, a pesar de sus errores, fueron grandes revolucionarios proletarios…A este respecto, Lenin citó una fábula rusa para ridiculizar a los revisionistas: "Ocurre que las águilas descienden más bajo que las gallinas; pero éstas nunca se elevan como aquellas."… Bebel y Luxemburgo fueron "grandes comunistas" y, a pesar de sus errores, siguieron siendo "águilas", mientras los revisionistas eran una parvada de "gallinas" "en el traspatio del movimiento obrero, en medio de un montón de estiércol…El papel que desempeñaron Bebel, Luxemburgo y otros en la historia está lejos de ser comparable con el de Stalin” 3.
En este mismo estilo, marxista-leninista, procedió nuestro amauta, José Carlos Mariátegui, el gran maestro como los revolucionarios en el Perú lo saben, cuando alguna vez distinguiendo entre la crítica oportunista y pequeño burguesa y la crítica marxista, proletaria, enseñaba que: “…Una obra finalmente, se juzga, por sus elementos positivos, creadores, esenciales, afirmativos. Este es siempre el juicio de la historia y de la opinión. Pertenece al espíritu pequeño burgués de los críticos orgánicamente individualistas, secesionistas y centrífugos, el juicio -muy criollo y limeño tal vez, de juzgar una obra por sus elementos pasivos, subsidiarios, formales o episódicos" 4.
A Stalin pues le correspondió el papel de gran dirigente de la dictadura del proletariado, de la construcción del socialismo e incluso del movimiento comunista internacional durante una determinada época histórica: La del ensayo general de la revolución proletaria durante la instauración del primer Estado Socialista en el siglo XX. Así, la correcta apreciación y valoración de la obra de Stalin no puede menos estar en función para la preparación de las herramientas intelectuales y espirituales del proletariado en el cumplimiento de su misión histórica, de llevar adelante la realización del socialismo científico en el siglo XXI.
¡Viva la teoría revolucionaria y emancipadora
de Marx-Engels-Lenin-Stalin y Mao!
¡Abajo el capitalismo agonizante!
¡Viva el papel dirigente del Socialismo Científico, en el Siglo XXI!
I
Hoy es 21 de diciembre; una fecha muy especial para todos los revolucionarios y pueblos del mundo. Se cumplen nada menos que 130 años del nacimiento de Joseph Stalin; el gran revolucionario y dirigente del primer país socialista en el mundo: La Unión Soviética.
Stalin fundamentó el leninismo como una nueva etapa de desarrollo en la doctrina marxista; apoyó las luchas revolucionarias de los pueblos (España y China son un ejemplo claro); fortaleció la unidad del movimiento comunista internacional; luchó contra toda corriente ajena y detractora del marxismo-leninismo, tanto al interior como al exterior del movimiento obrero, libró la gran guerra patria antifascista en la segunda guerra imperialista mundial, con cuyo triunfo, no sólo se colocó a la vanguardia de los países amantes de la paz mundial; sino que encumbró el prestigio del socialismo a un nivel sin precedentes muy por encima del capitalismo; y en suma asumió la gran tarea de construir el socialismo en un solo país –ateníendose a esta correcta línea y enseñanza leninista– sirviendo a la expansión de la civilización socialista mundial de acuerdo a las circunstancias históricas de la época del imperialismo y la revolución proletaria.
A Stalin pues, le correspondió continuar la gran labor de Lenin, como jefe de los obreros y campesinos explotados bajo la autocracia zarista, artífices de la Gran Revolución de Octubre y de la instauración de un nuevo Estado de Dictadura Proletaria con cuyo poder facilitó el alumbramiento de la nueva sociedad. Así Stalin contribuyó también al aplastamiento del sabotaje y la contrarrevolución de los reaccionarios y elementos antisocialistas en su pretensión de ahogar la recién nacida revolución socialista.
Tamaña labor sólo fue posible por una firme y enorme convicción de servir al pueblo, de servir a la humanidad. Ya Mao comentaba en el mismo curso de la guerra de liberación del pueblo chino al valorar la solidaridad internacionalista de la Unión Soviética: “Felicitar a Stalin no es una formalidad. Felicitar a Stalin es apoyar su causa, la victoria del Socialismo y el rumbo que él señala a la humanidad, significa apoyar a un amigo querido. Pues hoy la gran mayoría de la humanidad está sufriendo y sólo puede liberarse de sus sufrimientos siguiéndole rumbo señalado por Stalin y contando con su ayuda” 1.
Hoy en día –en este aspecto– la situación no es muy distinta que la de aquellos años, puesto que el sistema capitalista no ha podido demostrarle al mundo ser una viabilidad efectiva para la liberación de las fuerzas productivas y el goce pleno de las capacidades espirituales y materiales del hombre. Muy todo lo contrario; con la contradicción irreconciliable entre el capital y el trabajo en su seno y con su fase más avanzada y final del imperialismo, le demuestra al mundo que éste sólo puede regenerarse a través de crisis cíclicas y de una mayor explotación sobre las clases trabajadoras. La actuación de los revolucionarios –socialistas proletarios– en el siglo XXI en ese sentido reviste un papel decisivo.
¿Cómo entonces, los socialistas proletarios podrán emprender la lucha contra el capitalismo imperialista mundial en las actuales condiciones? ¿Cómo podrán asimilar, defender y desarrollar la doctrina revolucionaria del socialismo científico en el presente siglo XXI? ¿De qué forma asimilarán mejor las lecciones y los errores del propio socialismo en el siglo XX en función de la emancipación de los pueblos oprimidos en el presente? ¿Cómo podrán luchar mejor contra la propia influencia burguesa en el seno del movimiento proletario que se manifiesta como oportunismo? ¿Cómo podrán orientar las luchas del proletariado en función de la conquista del poder? He aquí en dónde la experiencia de la construcción del socialismo en el siglo XX -y del papel histórico jugado por Stalin- servirá como invalorables fuentes de enseñanzas para el cabal cumplimiento de las tareas de los revolucionarios del mundo.
II
L
as anteriores son suficientes razones para que el papel histórico del camarada Stalin como jefe del país del socialismo, de la dictadura del proletariado y la construcción del nuevo orden social en un solo país haya dividido y siga dividiendo la opinión entre las distintas clases sociales y sus respectivos representantes políticos e ideológicos; siendo en este sentido, por un lado, profundamente querido por los obreros, los comunistas y los revolucionarios honrados del mundo, y por otro lado, odiado a muerte por todos los reaccionarios, la burguesía imperialista y el oportunismo de todo matiz
La burguesía imperialista nunca ha escatimado esfuerzos para inundar el planeta con propagada negra contra la figura de Stalin, presentándolo así como “un vil asesino”, un “tirano” y otras supercherías más. En el fondo sueñan con pretender tapar el sol con un dedo; esto es, tergiversar la gloriosa historia de la revolución de Octubre y de la construcción del socialismo; del papel jugado por Stalin y el mismo Lenin. De allí que el oportunismo internacional siempre se haya sumado al sucio ataque burgués contra Stalin. Desde el trotskismo hasta el revisionismo contemporáneo de los dirigentes soviéticos representados en la camarilla de Jruschov, el oportunismo ha adoptado diversos matices para arremeter contra la construcción del socialismo y su dirigente; el camarada Stalin, pretextando con esto una supuesta lucha contra el “culto a la personalidad”.
Sin embargo es evidente que Stalin se encuentra cada vez más en el corazón de los pueblos del mundo, y éstos rechazan todas las calumnias que contra él han hecho los imperialistas y oportunistas de diversa calaña. Los marxistas-leninistas-maoístas buscan la verdad en los hechos y en ese sentido conciben a la doctrina socialista como una doctrina crítica y revolucionaria a la vez. Es por esto que se esfuerzan por aplicar una correcta valoración respecto al papel jugado por Stalin en la historia de la revolución proletaria; colocando en primer lugar la defensa y el reconocimiento de los aportes de Stalin al tesoro general del marxismo y como maestro del proletariado internacional; y en segundo lugar; resaltando y aprendiendo, ciertamente, de los errores que cometió, en función de la capacitación ideológica y política de la clase obrera mundial.
Bien señalaron entonces los comunistas chinos cuando afirmaron que: “…Al defender a Stalin, el PCCh defiende su aspecto correcto, defiende la gloriosa historia de lucha del primer Estado de dictadura del proletariado del mundo nacido de la Revolución de Octubre, defiende la gloriosa historia de lucha del Partido comunista de la Unión Soviética, y defiende el prestigio del movimiento comunista internacional entre todos los trabajadores del mundo. En una palabra defiende la teoría y la practica del marxismo-leninismo. No sólo proceden así los comunistas chinos, sino también han procedido o proceden de la misma manera todos los comunistas fieles al marxismo-leninismo todos los revolucionarios firmes y todos los hombres honrados…Al defender a Stalin, no defendemos sus errores” 2.
Y en esto reside la crítica marxista. Al mismo tiempo que los aportes de Stalin, los errores que cometió tuvieron cierta influencia en el propio seno de la clase obrera y demás clases sociales. Stalin cometió algunos errores de apreciación durante la construcción e industrialización socialista; poniendo en primer lugar los cuadros y la tecnología por encima de “la política al mando” y del papel motriz de las masas. Asimismo, en la lucha tanto dentro como fuera del Partido, en algunos casos, Stalin no distinguió los dos tipos diferentes de contradicciones – la contradicción entre nosotros y el enemigo y las contradicciones en el seno del pueblo– y consecuentemente los distintos métodos para resolverlas. Así, en la tarea de combatir a los contrarrevolucionarios, es cierto que se castigó con justicia a un gran número de éstos, pero al mismo tiempo se cometió el error de ampliar la represión hacia elementos que no lo merecían. Y a su vez, también en materia de organización, Stalin no aplicó consecuentemente el principio del centralismo democrático y por ende ocasionó ciertos problemas en la tarea de la centralización de las ideas correctas y de una certera construcción partidaria en los aspectos ideológicos, políticos y orgánicos.
Pero no obstante, y en suma, tal como señalaron los comunistas chinos en su defensa de Stalin y polemizando contra los revisionistas contemporáneos, la obra de éste comprende tal magnitud:“…Lenin señaló más de una vez que los marxistas diferían totalmente de los revisionistas de la II Internacional en la actitud que tomaban hacia personas como Bebel y Rosa Luxemburgo, quienes, a pesar de sus errores, fueron grandes revolucionarios proletarios…A este respecto, Lenin citó una fábula rusa para ridiculizar a los revisionistas: "Ocurre que las águilas descienden más bajo que las gallinas; pero éstas nunca se elevan como aquellas."… Bebel y Luxemburgo fueron "grandes comunistas" y, a pesar de sus errores, siguieron siendo "águilas", mientras los revisionistas eran una parvada de "gallinas" "en el traspatio del movimiento obrero, en medio de un montón de estiércol…El papel que desempeñaron Bebel, Luxemburgo y otros en la historia está lejos de ser comparable con el de Stalin” 3.
En este mismo estilo, marxista-leninista, procedió nuestro amauta, José Carlos Mariátegui, el gran maestro como los revolucionarios en el Perú lo saben, cuando alguna vez distinguiendo entre la crítica oportunista y pequeño burguesa y la crítica marxista, proletaria, enseñaba que: “…Una obra finalmente, se juzga, por sus elementos positivos, creadores, esenciales, afirmativos. Este es siempre el juicio de la historia y de la opinión. Pertenece al espíritu pequeño burgués de los críticos orgánicamente individualistas, secesionistas y centrífugos, el juicio -muy criollo y limeño tal vez, de juzgar una obra por sus elementos pasivos, subsidiarios, formales o episódicos" 4.
A Stalin pues le correspondió el papel de gran dirigente de la dictadura del proletariado, de la construcción del socialismo e incluso del movimiento comunista internacional durante una determinada época histórica: La del ensayo general de la revolución proletaria durante la instauración del primer Estado Socialista en el siglo XX. Así, la correcta apreciación y valoración de la obra de Stalin no puede menos estar en función para la preparación de las herramientas intelectuales y espirituales del proletariado en el cumplimiento de su misión histórica, de llevar adelante la realización del socialismo científico en el siglo XXI.
¡Viva la teoría revolucionaria y emancipadora
de Marx-Engels-Lenin-Stalin y Mao!
¡Abajo el capitalismo agonizante!
¡Viva el papel dirigente del Socialismo Científico, en el Siglo XXI!
21 de Diciembre del 2009.